sábado, 8 de septiembre de 2012

Reconocer el valor

He estado aprendiendo sobre las orquideas y hace unos días salí a comprar unas orquideas para continuar experimentando. Por extraño parezca compré esta orquídea un poco marchita. De su espiga aun no habían brotado los capullos, sus hojas están algo marchitas y maltratadas. Se pueden ver las marcas de sus heridas por los días de exceso de agua y los días de escasez de esta.

Las orquídeas necesitan alimento y atención. Cualquier exceso sin precaución puede ser fatal. A pesar de su estado decidí comprarla. Una orquídea oncidium con varios hijos, a punto de florecer y a buen precio. Que importante es reconocer el valor de los seres con los que compartes, aun cuando estén heridos, cansados y vulnerables. No siempre estamos en nuestro mejor momento.



 Lo interesante es que hace unos meses me regalaron una orquidea similar. El cambio de ambiente no le había venido bien. Poco a poco, al conocerla mejor supe cómo cuidarla para que estuviera en las mejores condiciones de florecer. Al ver lo que el cuidado, atención y luz correcta puede hacer en una planta, me pregunto qué puede hacer por nosotros el mismo esmero.



Al frente planta sana, atrás la nueva enferma.
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado. En El tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia que ha hecho abundar para con nosotros. En toda sabiduría y discernimiento nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según el beneplácito que se propuso en Él…" (Efesios 1.3-9, LBLA)

Hemos sido comprados, aún a pesar de nuestras faltas; no en un baratillo, sino más bien por un precio muy caro. Nuestro valor no radica en lo que hoy se puede reconocer en nosotros, sino más bien en la obra terminada, por el propósito para el cual fuimos creados. Después de todo: estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús." (Filipenses 1:6). Las bendiciones espirituales serán la nutrición que nos ayudará a crecer, sanar y fortalecernos en su amor.

 




No hay comentarios:

Publicar un comentario