sábado, 7 de diciembre de 2013

Gandules en tiempos de la Macacoa

* Macacoa: Decir puertorriqueño en referencia a una serie de eventos concecutivos y problemáticos en la vida de una  misma persona. Relacionado a una mala racha o mala suerte. También conocido coloquialmente como la salazón.  

Se dice en el campo de Puerto Rico que el mejor momento para sembrar gandules es Viernes Santo. Un hermano de la iglesia me regaló unos gandules secos en esos días. ¡Que muchas verduras, viandas y frutas nos regalan a los pastores! Ni corta ni perezosa… las sembré. 

Pensé que serían supersticiones y que no tendría gandules en las navidades. No veía florecer mis arbolitos. Pero así como me dijeron los hermanos, los gandules llegaron con el frío navideño y junto con eso mi asopao y arroz con gandules.

Más confiable que los gandules es la providencia de Dios. En momentos duros, en tiempos difíciles en los que una situación antecede a otra, Dios se manifiesta a nuestra vida dándonos dirección, apoyo, consuelo, sustento y compañía. 

Mis gandules sufrieron mucho este año y tuve que podarlos. Les cayó la misma "macacoa" que a muchas familias puertorriqueñas en estos tiempos de retos diversos. Ya me preguntaba el hermano que me regaló las semillas si tenía gandules y pensé que eso no pasaría este año. 

Si yo le invocara, y él me respondiese,
Aún no creeré que haya escuchado mi voz.Porque me ha quebrantado con tempestad,
Y ha aumentado mis heridas sin causa.
No me ha concedido que tome aliento,
Sino que me ha llenado de amarguras.
(Job 9: 16 - 18)
Creo que Job se sentía mucho peor que mis gandules y había perdido gran parte de su esperanza en medio de la aflicción que le tocó vivir. ¡La peor de las macacoas! Muerte repentina de sus hijos, económicamente en quiebra, quebrantado de salud, sufre el juicio de sus amigos, una crisis matrimonial seguida de una lucha con Dios pidiendo explicación por todo lo injustamente sucedido. ¿Le suena conocida la historia?

Veo constantemente familias en circunstancias similares. Problemas económicos, familiares, matrimoniales, acompañadas de crisis de fe. Pero cada vez que se poda un árbol éste crece con nuevas oportunidades, ramas sanas y fuertes que lo revitalizan y lo ayudan a alcanzar el tan necesitado sol y la refrescante lluvia. 

Todos los periodos difíciles pasan, aunque algunos se tomen su tiempo extra por razones o sin ellas. Pero si algo es cierto es que todo termina, para darle paso a nuevas etapas y retos en la vida. La vida cambia, como los árboles con el paso de una tormenta o una plaga de hongos y seguida de una plaga de lapas.

Para mi sorpresa, ya los gandules están florecidos y con vainas muy prometedoras. Si permanecemos en pie y de frente al sol, el tiempo de la floresta y de la cosecha llegará. ¡Si siembras en Viernes Santo cosechas en Navidades!

El libro de Job nos muestra como al final de aquellas amargas experiencias Job recobró su fe y creció en su conocimiento y experiencia con Dios. Al final el Señor le sorprendió con su provisión. ¡Permitamos que Dios nos sorprenda! No te aferres en lo que tú esperas, confía en Dios y Él hará. No te afanes en alcanzar tus metas a costa de tu salud y el bienestar de tu familia. ¡Dios enviará provisión  No necesariamente como nuestros labios declaran, sino conforme a Su riqueza, Su gracia y Su voluntad perfecta para nuestra vida. ¡Tengamos esperanza! Porque los gandules siguen creciendo, aún en tiempos de la macacoa.

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